Por: Luisa Fernanda Parrado M.
Todos conocen el éxito con que cuenta el equipo naranja en el mercado de jugadores. Para los que no recuerdan, de Envigado han salido las estrellas más prometedoras del fútbol: James Rodríguez, su mayor joya; sin dejar a un lado nombres como el de Juan Fernando Quintero, Matheus Uribe o Fredy Guarín.
He resaltado en varias ocasiones la importancia del fútbol formativo en el país, ese que de verdad aporte desde lo profesional a lo humano y constituya mejores personas que futbolistas. Envigado es el claro ejemplo de que ganar campeonatos no es el único objetivo en un plan corporativo de fútbol. Dentro del Polideportivo Sur suceden historias que no solo merecen ser contadas sino tomadas como ejemplo y legado de vida para quienes desde muy chicos desean vivir de lo que más les gusta: el fútbol.
En Julio de 2016, Daniel Londoño, futbolista antioqueño y para la fecha jugador de Atlético Huila; fue notificado por supuesto dopaje a cargo de la controversial sustancia boldenona, muy escuchada en los últimos años por el mal manejo de ésta en procesos cárnicos del país. El relato merece ser detallado las veces que sea necesario: su disputa constante con la convicción de ser inocente, tener que aceptar una sanción de cuatro años, ver a sus compañeros desde la tribuna y no al lado gambeteando con el balón, luchar contra sus emociones, frustraciones, pensamientos, etc.
La vida del futbolista transcurre al revés en comparación de muchos seres humanos dedicados a otra profesión. El tiempo, lo que en muchos es oportunidad, en ellos es el enemigo directo de vida. Para los médicos los años son una suma de experiencia y credibilidad; para los futbolistas es el principio del fin de su carrera, por eso cada segundo cuenta. Y fue así, entrenando minuto a minuto durante cuatro años, como Daniel superó lo insuperable para muchos y logró lo que desde el día 0 solo él creía posible.
Ayer, Envigado, Daniel y El Poli, nos volvieron a dar cátedra de tenacidad y espíritu. La ‘Cantera de Héroes’ le permitió al jugador antioqueño seguir entrenándose todos los días de estos años como deportista de alto rendimiento. También, le dio la oportunidad de ganarse la vida siendo asistente de coordinación de Andrés Orozco en divisiones menores. No solo creyeron, también apoyaron y acompañaron un proceso que en cualquier otro club tacharían como perdido.
En el fútbol, si no rindes no sirves. A los futbolistas los desechan como objetos -porque ni siquiera como personas- cuando ya no están en un nivel óptimo. Ahora, conservar un atleta que por más intentos sabes que debe estar fuera mucho tiempo, habla más que solo de valores corporativos. Enuncia realmente una institución creada por humanos para humanos, que entienden y comparten el dolor del otro y logran ponerse en sus zapatos con tanta exactitud que el regreso de Daniel era un sueño de todos en el club.
No es solo la historia de Londoño, existe también la de Junior Preciado que es AIPS Sport Media Awards por ser milagro de vida. El 19 de julio de 2021 Daniel Londoño volvió a jugar fútbol profesional en contra de todo pronóstico, siendo capitán del equipo que se lo ha dado todo y sumergiendo de espíritu a aquellos que han dejado de creer por las circunstancias difíciles.
Estamos tan marcados por el mundo capital, que en ocasiones vemos a las personas con signo peso. El trabajo de Envigado es de temporadas, de empeño y disputas legales. Les falta estrellas en su escudo, pero les sobra en el corazón de cada una de las personas que trabajan porque casos como el mencionado, salgan de lo cotidiano y se vuelvan legado; como muchos de sus jugadores.
Un día después de vivir lo que varias noches fue un sueño; ni Daniel, ni el equipo, ni nosotros los espectadores sabremos si volverá a jugar como en sus mejores tiempos, si irá a Europa o su destino tiene lugar en Latinoamérica, si levantará copas y gritará campeonatos, porque ya es ganador. De algo no puede haber duda: desde ya es ejemplo para los que un día pensaron que ya eran y nunca fueron. Para quienes adentro o afuera del fútbol no conocen de perseverancia, resistencia y fortaleza mental. Su club, el equipo naranja, es legado de fraternidad y éxito, porque en la vida no es lo que se tiene, sino a quién se ayuda.