Por: Luisa Fernanda Parrado M.
Con el titular no hago alusión a una respuesta concreta entre líneas, porque como ya lo he dicho antes, en este deporte no existen verdades absolutas. Todo el mundo debería tener claro que se es periodista y el apellido es deportivo, que para ejercer la profesión se deben tener claros parámetros, líneas de estilo y, sobretodo, valores.
Los medios alternativos ya no son tan alternativos; tienen más público, protagonismo y hasta mismo peso. Las redes sociales mostraron en su máxima expresión la mala relación de los medios tradicionales con las audiencias y su menosprecio por quienes los consumían. Y como si fuera poco, la cercanía con las fuentes parece más un campo de lucha y fuerza, que factores sociales que se complementan en torno a un único motivo: informar.
Respecto al tema de Lionel Messi e Ibai Llanos hay que tener algo claro: Ibai no hace periodismo, genera entretenimiento. Y como él bien lo dijo, son oportunidades que ninguna persona desperdiciaría. Su modus operandi funciona, divierte, se consume y le ha permitido estar cerca de grandes personajes en la opinión pública; pero eso no lo hace ser “la nueva era del periodismo” ni tampoco al resto de periodistas un fracaso.
No quisiera ser repetitiva en mi discurso cada vez que menciono cómo los medios confunden la sección de deportes con la de entretenimiento, pero pareciera que poco o nada les importa el atleta y su proceso frente a una vida social que solo es utilizada para vender y generar polémica. Hoy le decía a un futbolista la necesidad de la prensa dentro del entorno deportivo, argumentada en que todo pro necesita su contra, y que el fútbol no sería lo que es si no existiera quién lo analice y, por ende, le haga una contraparte crítica; pero, ¿cómo se hacen las críticas? Me respondió.
Siempre he pensado que para ser periodista deportivo (centrándonos en fútbol para el caso) se tiene que saber de periodismo y entender cómo funciona el fútbol desde adentro; en lo humano, lo inicial, desde el futbolista de barrio hasta la élite mundial, y normalmente uno se encuentra exfutbolistas con poco conocimiento de lo que busca el periodismo o periodistas que no tienen idea de cuántas veces madrugó la mamá de un chico que se entrenó desde los 6 años por cumplir un sueño.
Si vamos a la afirmación de que a nadie le gusta que le digan las cosas sin filtro, creo que caeríamos en el error de escudarnos en que es justo eso con lo que los jugadores decidieron lidiar al escoger su profesión. Insistir en el error es diferente a solo mencionar que hubo un error, como me lo decía aquel mismo futbolista de párrafos anteriores. Todos, sin distinción de profesión sabemos cuándo nos equivocamos, y no sé en qué momento el periodismo se centró más en contar errores que historias. Ese sea quizás uno de los tantos motivos de la fracción con las audiencias, porque, aunque por un segundo sea ese ‘click’ lo que más vende, siempre vendrá uno peor que lo hará olvido al instante. Pero, las buenas historias, contadas por el buen periodismo, serán repetidas siempre en el tiempo, como la de quien inspira estas líneas de amor por el fútbol y la profesión.