Por: Luisa Fernanda Parrado M.
Ya varios siglos han pasado desde la época renacentista, que trajo consigo la emancipación de la mujer y su tan importante papel dentro de la sociedad. Aun así, junto con la globalización y el capitalismo, las mentes abiertas y sociedades diversas; nosotras, padecemos de forzosos candados que nos impiden entrar a mundos cotidianos y en su normalidad habitados por el género masculino.
América Latina resiste a una lucha constante por un fútbol femenino digno e igualitario. Colombia, en particular, se resigna a ser espectador de las embellecedoras del balón durante solo dos meses. ¡DOS MESES! Dura más el torneo relámpago del barrio, las novias de Neymar, o el invicto del Tolima con quien ya sabemos.
Partamos de la siguiente idea: el feminismo busca única y exclusivamente la igualdad entre hombres y mujeres. Nunca superioridad ni desenfrenadas ventajas en el mundo colectivo. Pero nuestro género en particular cumple más que un objeto social con necesidad de inclusión progresiva y divergente.
En los test de presión a deportistas, dividido en 18 posibles presiones, está la infaltable figura curveada y denominada “polo a tierra” del atleta; así es: la mujer. Y es ahí donde yace la estabilidad emocional y profesional de un Sebastián Villa paralelo a un Lionel Messi.
En el 2018, João Félix se convertía en la figura inédita del Benfica, consagrándose como la gran promesa del fútbol portugués, que arribaría solo unos meses más adelante a disputar La Liga y ser dirigido por Diego Pablo Simeone. Precisamente, fue el Atlético de Madrid quien lo llevó a la fama internacional y con ello, a las damas más hermosas de todo el mundo. “Me llegan prometedoras fotos de mujeres a Instagram, ya no necesitas ir a ellas, vienen a ti con facilidad”, decía en una entrevista previa a su presentación en España. Sin embargo, resaltaba la importancia de no dejarse deslumbrar de esto y mantener los pies en la tierra.
Es así como entra en cuestión qué tanto influyen los atributos femeninos en el cotizado jugador de fútbol y su desempeño como profesional. “Todas están detrás de las pelotas”, le escuche alguna vez decir a un presentador de aquellos programas que incurren la vida privada de los famosos y buscan rating con el chisme del momento. No sé qué tanta razón tenía; pero de lo que sí he sido consiente, es de ese absurdo imaginario en la opinión pública sobre el tipo de mujer que debe acompañar al jugador de fútbol.
No somos el trofeo que se gana el mejor jugador del partido, no es una competencia de quien lleve la mujer más ostentosa a las tribunas del estadio. Basta ya de viralizar la penosa historia de Icardi. Las mujeres en el fútbol -al igual que en la sociedad- somos construcción de un jugador disciplinado y consiente, familiar y espiritual, pero, incluso, edificación de un verdadero HOMBRE. Ese que calla bocas al igual que Carlos Bacca cada que le cuestionaban el estar con una mujer “sencilla”, pudiendo tener al lado la más bella europea, ¡cínicos!
En ningún manual deportivo viene especificado las características de las compañeras sentimentales de los deportistas. Ahora bien, quienes encuentran aquella que se fija en la persona y no el jugador, es bendecido de encontrar la trasparencia que las otras 17 presiones pueden no darle.
Dejémonos de estereotipos como sociedad y, gremio deportivo, dejémonos como mujeres de expectativas engañosas por alguien que solo ves en televisión. Y dejen, sobre todo, de creer que nuestro papel no es importante y altamente influyente en el mundo.