Acostumbrados están en la interna del equipo verde de pasar de ser villanos a héroes en tan solo minutos de tiempo. Los tuiteros del día de ayer me hicieron recordar el mítico partido contra Rosario Central en la Libertadores de 2016; donde Nacional venía con la desventaja de un gol en Argentina y luego de permitir otro en condición de local, remontaron de manera legendaria con un 2-2 que hacía estallar el Atanasio, después de haber abucheado a su ídolo Armani, para finalizar con un Sebastián Pérez diciendo lo mal perdedores que eran los argentinos.

No me quiero imaginar la descarga de energía sentida por Andrés Felipe Andrade al demostrar que, luego de un penal atajado por las sorpresivas manos de Cristian Bonilla, entiende el fútbol más que cualquier otro dentro del plantel; no solo por su gol, sino por la destacada asistencia que recibe del sector derecho, detiene de pecho y centra como de memoria para los pies de un Baldomero totalmente receptivo y conectado en el partido. Hasta ahí fue posible la corrección de tuits que insinuaban en el minuto 47 que los jugadores no sentían la camiseta.

Si bien Nacional tardó casi 15 minutos para encontrar un ritmo de juego con zona de contención y circulación de pelota; logró por medio de Jarlan y Andrade perjudicar una Equidad claramente ofensiva, pero con criterio defensivo que lograba identificar con rapidez. Alexis García consiguió una colectividad que le hacía pasar ratos amargos al equipo verde y su intención de quitar el balón.

Recuerdo muy bien que el Nacional del Todos Contra Todos era un equipo que no convencía pero que aún así el brasileño Guimarães los clasificó tres fechas antes con puntos de sobra. Le criticaban a un técnico en proceso de adaptación el ser pragmático y defensivo, para después recibir 6 goles en los últimos 2 partidos por abrir más la parte trasera, no sabeemos si por presión, sugerencia o autonomía.

Decían sus seguidores no sentirse identificados con el Nacional que, aunque les daba, ellos no veían. Le exigían de la mitad hacía adelante desconociendo lo mucho que le cuesta al equipo verdolaga el juego aéreo y de pelota quieta. Se siguieron haciendo goles porque esos mismos 6 que recibió, los hizo, pero queda la duda si sometiendo su defensa.

Guimarães reconoce haberse eliminado ellos mismos sin intención de desmeritar el juego táctico del rival, pero esa eliminación se dio desde Bogotá cuando siempre había un jugador de Equidad sobre quien recibía la pelota, motivo por el cual no tuvieron remates directos en el Metropolitano de Techo y tuvieron como consecuencia la repercusión de una hinchada que si se gana, impacta positivamente la psicología del equipo, pero si se pierde crucifica y pone en duda la manera como porta el escudo más de un jugador.

Hubo cambios de riesgo en un plantel que se fue emocionalmente por completo del partido. “En lo futbolístico hicimos lo que debíamos, pero lo emocional peso más sobre lo físico”, anotó el DT de los verdes, omitiendo quizás de forma involuntaria, que son esas mismas emociones las que crean ilusión en el proceso.

Pero si de procesos se debe entrar a hablar, empecemos por los 5 técnicos que han pasado por la institución los últimos cuatro años, esos mismos que lleva el equipo sin levantar la copa y dar la vuelta olímpica en el Atanasio, ni siquiera un año por técnico. La regularidad futbolística tiene todo que ver con la periodicidad técnica y para nadie es un secreto la presión a la que se someten jugadores, cuerpos técnicos y directivos. Estos últimos siendo también los más influyentes internamente y poco consecuentes de manera externa. Todos saben que pasa algo dentro de las directivas del club, se cambia de puestos, de administración, pero poco o nada se le aclara a la opinión pública al respecto de los motivos y búsquedas de las decisiones.

A mi pregunta de si era un fracaso o no la realidad del equipo verde de Antioquia, muchos dijeron sí argumentados en un equipo con la mejor nómina del país. Pero hago una pausa, porque no es posible señalar una colectividad que estuvo afectada por diferentes factores: Atlético Nacional está jugando cada cuatro días con viajes al exterior y ningún amanecer de descanso, hace tres semanas, cuando todo el FPC estuvo enfermo, eran el único conjunto capaz de parar dos nóminas completas si así era necesario, pasaron con puntos a favor tres fechas antes que lograron alivianar, pero no parar el trabajo táctico.

Enfrentados a un proceso de adaptación en nómina y cuerpo técnico, que, si bien no se les puede tener paciencia al ser profesionales e integrantes de un bando grande en nombre y estructura, sí es necesaria una consolidación de idea de juego que no logra aún ser clara por las diferentes necesidades y desgastes que cada encuentro, escenario y torneo amerita.

Nacional tiene necesidades y obligaciones claras, entre ellas siempre torneos internacionales y no hay nada más seguro que será la exigencia de cumpleaños por parte de su hinchada. Deben permanencia en la Copa Libertadores asegurar y mantenerse arriba en la clasificación, para así poder llegar a un segundo semestre con procesos y ciclos mejor conformados , sin querer decir que hasta el día de ayer no los tenían.

Se debe pensar más en jerarquías colectivas que desempeños individuales, a mitad de torneo Duque estaba “quemado” y con el pecho ya muy frio para lo que reclama su tribuna, pero hace unos días era el preferido de todos y goleador del torneo. Existen hinchadas que exigen y otras que cansan mentalmente, a parte del cansancio ya físico que por las circunstancias que se tenía. Si bien jugar fútbol no es para cualquiera, ser hincha no es algo que ejerza bien todo el mundo.